jueves, 18 de julio de 2013

MANIFIESTO

3 BUENAS RAZONES PARA IR A CINE


Ir a cine es una actividad gustosa por sí misma.  La gente va a cine sin importar que existan los operadores de cable con canales como HBO o Cinemax, el pay per view, los alquileres de películas legales o no, los vendedores de películas piratas en las calles, e incluso que las pueda descargar en el computador.  Ir a cine es una actividad que se puede disfrutar solo, en pareja o en grupo. 

Ir a cine es como apreciar cualquier arte, es un banquete sensorial e intelectual, y el gusto o disgusto que le produzca depende de las sintonías que el autor pueda establecer con su público potencial.  Para ver cine (de la misma manera que para escuchar música, ver teatro o asistir a un recital de danza o poesía) no es necesario ser un erudito, conocer los nombres de los representantes más importantes de la vanguardia, ni cuales son los movimientos que han permitido su evolución como expresión.  Ni siquiera es importante saber cómo se llaman sus intérpretes ni si es su ópera prima[1] o si es el resultado de una trayectoria de años de experimentación y testarudez.  Por supuesto, saber estos detalles puede darle más herramientas para disfrutar de la obra (aunque a veces logra producir el efecto contrario), pero lo que es en realidad importante a la hora de ver cine es ver la película y disfrutarla.

Importa poco si la película se ha ganado 7 óscares ó 2 premios frambuesa, lo fundamental es qué siente uno en su relación única y personal con la pieza de celuloide que está viendo.

Si partimos de estas premisas, ya ir a cine es lo suficientemente deseable y usted lo hará con placer.  Pero falta un aspecto importante que consiste en escoger qué se quiere ver.  Es por eso que se ha creado esta sección, para que usted reciba el consejo de un amigo que acompañado de un café o una cerveza (cualquiera que sea su bebida para acompañar una charla agradable) le dirá que acaba de ver una película y le dará tres argumentos por los cuales usted podría disfrutar ir a verla. Por supuesto, es probable que a usted le parezca que mis argumentos no reflejen lo que está buscando en una película, por eso le hablaré de varias y usted así sabrá cuál es la que le interesaría ver.

Trataré de reseñar siempre un estreno y una película que no esté en cartelera, porque el archivo me parece muy importante.

Ahora, para que nos entendamos y este escrito tenga el verdadero carácter de manifiesto que el título sugiere, debo hacer las siguientes advertencias:

1.     Nunca calificaré una película como buena o mala.  De hecho, y eso lo saben quienes me conocen, es difícil que una película me parezca mala.  En el caso de que eso suceda, simplemente evitaré hablar de esa pieza y recomendaré otras en su lugar.  Por otro lado, si le hablo muy bien de una película podría crearle falsas expectativas.

2.    Lo que yo diga aquí será pura y absolutamente arbitrario.  Si bien es cierto que trataré de ser imparcial en los argumentos que arroje para convencerlo de qué tal título o tal otro es una buena elección a la hora de salir hacia los teatros, mi juicio, como todo juicio en el mundo, siempre estará permeado por la subjetividad.  Aunque, debo aclarar, sé reconocer cuando una película es mala y me gusta y cuando otra es excelente pero me produce náuseas.

3.  No le contaré la película.  Yo sé que usted quiere saber de qué trata la cinta para saber si le interesa o no verla, pero yo no le voy a hablar del argumento.  Daré datos de contexto que le sirvan para hacerse una idea de qué trata y de otros datos que le puedan parecer interesantes, pero si se la cuento… ¿para qué se la ve?

4.  No voy a militar en ningún movimiento cinéfilo. En esta sección no tomaré partido por ninguna facción.  Conceptos como cine Europeo, cine Latinoamericano, cine comercial, cine arte, o cine de autor, entre muchas otras visiones separatistas que puedan surgir, serán ignoradas por completo.  Que una película sea de tal o pascual país no significa nada, por que el cine lo hacen individuos, no naciones.  Seguramente defenderé una película de cine arte revolucionaria con igual entusiasmo que una hamburguesa hollywoodense.  La diferencia está en los argumentos que usaré para recomendar la una o la otra.  Para mí el cine puede ser arte y puede ser entretenimiento, y eso no lo hace mejor o peor, sólo lo hace distinto.

5. A veces hay que ponerse las gafas.  El concepto de las gafas se lo debo a Karla Verónica Sepúlveda y sus amigas de la U.  Ponerse las gafas significa que en ocasiones es necesario activarse en una sintonía especial para disfrutar de una película.  Por ejemplo: "vea esta película como si usted tuviera 7 años de edad", "vea esta película teniendo en cuenta que la hicieron en los 70", "vea esta película con gafas de David Lynch (no la tengo que entender, no la tengo que entender, no la tengo que entender...).

Dicho esto... veamos cómo nos va con el experimento... 



[1] Se dice de la primera obra, la película con que un autor se da a conocer al mundo.